LIBROS

10 OBRAS MAESTRAS QUE TODO ESTUDIANTE DE DERECHO DEBE LEER

Son obras  que, no siendo estrictamente jurídicas, nos ayudan a comprender cómo se han ido desarrollando las sociedades y las leyes a lo largo del tiempo.

1. El Príncipe, Nicolás Maquiavelo (1513)

Escrita en 1513 y publicada póstumamente, este tratado de doctrina política fue creado por el filósofo político italiano para Lorenzo de Médici (“el Magnífico”). Sin duda, es una importante aportación a la concepción moderna de la política y contradice el pensamiento antiguo. Deja el descubierto las verdaderas prácticas de la política contra los preceptos morales.

2. El Leviatán, Thomas Hobbes (1651)

El autor hace un retrato crudo sobre la naturaleza del ser humano: egoísta, competitivo y temeroso de la muerte violenta. Para él, ese es su estado natural y vive inmerso en una guerra de todos contra todos por la supervivencia. ¿Qué le permite escapar? Un gobierno poderoso, consentido por la mayoría de los individuos, que le ceden parte de sus derechos.

3. El espíritu de las leyes, Barón de Montesquieu (1748)

Es una de las obras más críticas de la Ilustración, donde el autor francés habla de los conceptos de poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial, y, sobre todo, de la relación de los tres. Apuesta por la división y equilibrio de poderes, donde cada uno de los tres controle al otro y todos se controlen entre sí.

4. El contrato social, Jean-Jacques Rousseau (1762)

El libro de este filósofo político habla sobre la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos dentro de un Estado formado gracias a un “contrato social”, es decir, el ejercicio de la “soberanía”. La obra tiene cuatro libros, pero en realidad es un proyecto inacabado que el propio autor admitió que abandonó y que es el fragmento “menos indigno de ser ofrecido al público”. Rousseau afirmó: “El resto ha desaparecido”.

5. De los delitos y de las penas, Cesare Beccaria (1764)

Este filósofo y jurista italiano deja al descubierto en su obra las carencias de la legislación judicial de su tiempo, proponiendo diversas mejoras, muchas de las cuales fueron adoptadas con éxito. De hecho, su influencia fue extraordinaria en la práctica, ya que se reflejó en mayor o menor profundidad en la nueva legislación penal de los príncipes reformadores.

6. La democracia en América, Alexis de Tocqueville (1835)

Sin duda un retrato de la sociedad y la política norteamericanas de su tiempo, de donde extrae los principios en los que se basa o debería basarse un Estado democrático. Refleja cómo funcionan sus instituciones, producto de las costumbres de sus habitantes, así como la vida cotidiana en ese país.

7. El alma de la toga, Ángel Ossorio (1919)

Veinticinco años de ejercicio profesional tenía a sus espaldas su autor al escribir esta obra que, sin duda, sigue siendo de gran interés y un clásico de la literatura jurídica para quien se inicia en la profesión. El libro contiene diferentes ensayos sobre situaciones que cuestionan la integridad moral, ética y cívica de los abogados. Toda una invitación a adentrarnos en el sentido más humano de la Abogacía.

8. El proceso, Franz Kafka (1925)

Toda una obra maestra de la literatura que narra la historia de un hombre que es arrestado sin saber por qué. Vive una auténtica pesadilla al ser castigado por un delito que nunca conoce, por lo que le resulta imposible defenderse. Incluso la confusión del proceso utilizado por el tribunal es tal que en algún momento el protagonista llega a creer que de verdad es culpable. Fue publicada por un amigo de Kafka, Max Brond, tras la muerte de su autor.

9. Teoría pura del Derecho, Hans Kelsen (1934)

Es una exposición sintética de la concepción de Hans Kelsen acerca del derecho, que proclama como idóneo el método positivista, normativista y formalista. Para el autor, no hay otra norma que la positiva, definida como: “Norma es el sentido de un acto con el cual se ordena o permite, y en especial, se autoriza un comportamiento”.

10. 1984, George Orwell (1949)

George Orwell fue el seudónimo bajo el que escribió Eric Arthur Blair, escritor y periodista británico nacido en la India en 1903. Esta obra es magistral e impacta por su predicción de futuro, ya que su trama posee muchas similitudes con la sociedad actual, donde la intimidad personal se encuentra totalmente expuesta y no puede escapar del Gran Hermano que la vigila.

5 NOVELAS QUE TODO ABOGADO DEBERÍA LEER

Si tu profesion o labor está relacionada con el derecho, te invitamos a que disfrutes estas magníficas obras de la literatura clásica.

1. El bufete

Intriga, corrupción, dinero, poder y ambición. Esta novela reúne todos los ingredientes de los grandes maestros del género de intriga. Esta obra le valió a su autor, Borja Martínez-Echevarría, la III edición del premio Abogados de Novela en 2012.

Cuenta la historia de un joven, ambicioso y brillante abogado contratado por Kline & Burbridge, un prestigioso bufete internacional que opera en España. Cuando cree formar parte de una vida de dinero, poder y privilegios, se cruzará con una astuta y tenaz periodista en medio de un gigantesco complot. ¡No podrás parar de leerla!

2. El caso Collini

Es la primera novela de Ferdinand von Schirach, un abogado que cambió los juzgados por la escritura de sus vivencias como letrado y que es reconocido por sus relatos Crímenes y Culpas. Esta obra combina una novela judicial notable con la reflexión acerca de las leyes y la justicia, lo que provocó un encendido debate en Alemania.

Trata de un operario diligente durante 34 años en la Mercedes-Benz, Fabrizio Collini, que un día asesina a sangre fría a un conocido y respetado empresario, sin motivo aparente. Su defensa recae de oficio en el joven e inexperto abogado Caspar Leinen y se convierte en un dilema profesional: renunciar al caso por petición de su primer amor, nieta del empresario asesinado, o defender a un hombre que renuncia a defenderse y se niega a revelar el motivo del crimen.

3. Demanda infalible

Su autor, Scott Turow, se doctoró cum laude en Derecho por la exclusiva Universidad de Harvard y ejerció como fiscal en Chicago hasta que en los 80 abandonó la Abogacía para dedicarse a la literatura. Sus obras han sido traducidas a 20 idiomas, ha vendido más de 25 millones de ejemplares y algunas de ellas han sido llevadas al cine.

Demanda infalible está ambientada en el ficticio condado de Kindle, como buena parte de la bibliografía de Turow, y nos cuenta la historia de Robbie Feaver, un afamado abogado especializado en casos de daños y perjuicios al que persigue el fisco por una cuenta corriente sin declarar y por la investigación de un entramado de pago de sobornos para lograr sentencias favorables. Un clásico de la ficción legal que obtuvo el premio a la Mejor Novela de Ficción de 1999.

4. Matar a un ruiseñor

Una obra que ha trascendido en el tiempo. Fue la única novela publicada por Harper Lee en 55 años, en 1960; su autora no volvería a las estanterías hasta 2015 (un año antes de su muerte). Recibió el Pulitzer por sumergir al lector en una sociedad marcada por la segregación racial y regida por un sistema judicial injusto con la población negra.

El libro describe como pocos el sur profundo de Estados Unidos a través de la historia de un abogado blanco que acepta defender a un afroamericano acusado de violar a una mujer, también blanca. Narrada a través de los ojos de una niña de 6 años, Matar a un ruiseñor es un alegato a la justicia que no depende del color de la piel y sí de la integridad de un abogado.

5. A sangre fría

Una historia real, estremecedora desde la primera página, escrita por el periodista y escritor estadounidense Truman Capote, publicada en 1966. Narra el salvaje asesinato de cuatro miembros de la familia Clutter en un pueblecito de Kansas. A partir de estos hechos, el autor realiza largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia.

La obra volvió a estar de actualidad cuando hace poco más de un año The Wall Street Journal desveló que Capote “olvidó” mencionar que Richard Dick Hickock, uno de los autores de la matanza y una de sus principales fuentes de información, también escribió un manuscrito de los hechos. Una obra perdida a la que el autor habría tenido acceso.

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